sábado, 11 de mayo de 2024

El misterio del Adviento

 

El Adviento quiere decir, ante todo, venida. Y esto lo sabéis incluso los más pequeños que me escucháis, y recordáis bien la venida de Jesús la noche de Navidad en una gruta que se utilizaba para establo. Pero vosotros los jóvenes ya mayores, que seguís estudios superiores, os planteáis preguntas para ahondar cada vez más en la realidad fascinadora del cristianismo que es el Adviento. Resumiendo en pocas palabras lo que diré con más extensión en la segunda audiencia de esta mañana, el Adviento es la historia de las relaciones primeras entre Dios y el hombre. Apenas torna conciencia de su vocación sobrenatural el cristiano, recoge en su propia alma el misterio de la venida de Dios, y de esta realidad su corazón recibe constantemente impulso y vida, puesto que esta realidad no es otra cosa sino la misma vida del cristianismo.

Para comprender mejor el papel de Dios y del hombre en el misterio del Adviento, debernos volver a la primera página de la Sagrada Escritura, al Génesis, donde leemos estas palabras: "Beresit bara: Al principio creó Dios". Él, Dios, crea, "da comienzo" a todo lo que no es Dios, es decir, al mundo visible e invisible (según el Génesis, el cielo y la tierra). En este contexto el verbo "crea" manifiesta la plenitud del ser de Dios que se revela como Omnipotencia, que es Sabiduría y Amor a un tiempo.

(del discurso de Juan Pablo II a los jóvenes  durante el encuentro en la Basilica de San Pedro el 29 de noviembre de 1978)

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