Para
poder comprometer auténticamente el tiempo propio y las propias capacidades en
la salvación y santificación de las almas, primera y principal misión de la
Iglesia, es necesario ante todo tener certeza y claridad sobre las verdades que
se deben creer y practicar. Si hay inseguridad, incertidumbre, confusión,
contradicción, no se puede construir. Especialmente hoy es necesario poseer una
fe iluminada y convencida, para poder iluminar y convencer. El fenómeno de la
"culturización" de masas exige una fe profunda, clara, segura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario