viernes, 15 de noviembre de 2024

Pablo VI un faro de luz

 

Frente a la secularización que ha embestido a la sociedad y a los fermentos que han turbado desde dentro a la Iglesia en los años pasados, Pablo VI, incomprendido, y a veces incluso calumniado, fue siempre un faro de luz para todos los hombres, confirmando continuamente en la fe a sus hermanos. Me agrada recordar lo que he escrito de él en la reciente Encíclica Redemptor hominis: «Como timonel de la Iglesia, barca de Pedro, sabía conservar una tranquilidad y un equilibrio providencial, incluso en los momentos más críticos, cuando parecía que ella era sacudida desde dentro, manteniendo una esperanza inconmovible en su compactibilidad... Se debe gratitud a Pablo VI porque, respetando toda partícula de verdad contenida en las diversas opiniones humanas, ha conservado igualmente el equilibrio providencial del timonel de la barca» (núms. 3 y 4).

Los discursos, las Encíclicas, las Exhortaciones Apostólicas que nos ha dejado en herencia, son un monumento de doctrina, una verdadera Summa Theologica.

(del discurso de JuanPablo II a un grupo de peregrinos de Brescia, Italia)

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