jueves, 19 de agosto de 2010

El mensaje evangélico en toda su pureza e integridad.

“El mensaje evangélico no será auténtico y en consecuencia no será capaz de renovar en profundidad la vida cristiana, si no es proclamado en toda su pureza e integridad. Hay que superar pues la tentación de reducir el Evangelio a ciertos pasajes interpretados según los propios gustos y opiniones o de acuerdo a posturas ideológicas preconcebidas.”

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