“Es necesario, queridísimos jóvenes, que la verdad salvífica del Evangelio sea asumida hoy por vosotros como, hace veinte siglos, fue asumida la verdad sobre el Hijo de David («el que viene en nombre del Señor») por los hijos e hijas de la ciudad santa. Es necesario que vosotros asumáis hoy esta verdad salvífica sobre Cristo crucificado y resucitado, y viviendo intensamente de ella os esforcéis por llegar al corazón del mundo contemporáneo.”
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