“Si la mujer, en el misterio de la creación, es aquella que ha sido "dada" al hombre, éste, por su parte, al recibirla como don en la plena realidad de su persona y feminidad, por esto mismo la enriquece, y al mismo tiempo también él se enriquece en esta relación recíproca. El hombre se enriquece no sólo mediante ella, que le dona la propia persona y feminidad, sino también mediante la donación de sí mismo.”
(de la Audiencia General de Juan Pablo II – 6 de febrero de 1980)
(de la Audiencia General de Juan Pablo II – 6 de febrero de 1980)
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