“Durante la próxima semana, la
liturgia quiere ser estrictamente obediente a la sucesión de los acontecimientos.
Precisamente los acontecimientos, que se desarrollaron en Jerusalén hace poco
menos de dos mil años, deciden que ésta sea la Semana Santa, la Semana de la
Pasión del Señor.
El domingo de hoy permanece estrechamente unido
con el acontecimiento que tuvo lugar cuando Jesús se acercó a Jerusalén para
cumplir allí todo lo que había sido anunciado por los Profetas. Precisamente en
este día los discípulos, por orden del Maestro, le llevaron un borriquillo,
después de haber solicitado poderlo tomar prestado por cierto tiempo. Y Jesús
se sentó sobre él para que se cumpliese también aquel detalle de los escritos
proféticos. En efecto, así dice el Profeta Zacarías: "Alégrate
sobremanera, hija de Sión, grita exultante, hija de Jerusalén. He aquí que
viene a ti tu Rey, justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un
pollino de asna" (9, 9).”
(Dela Homilia de Juan Pablo II Domingo de Ramos 8 de abril de 1979)
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