Purificad vuestros corazones en el sacramento de la
reconciliación. Mienten los que acusan la invitación de la Iglesia a la
penitencia como proveniente de una mentalidad "represiva". La
confesión sacramental no constituye una represión, sino una liberación; no
despierta el sentido de culpa, sino que borra la culpa, absuelve el mal cometido y da la gracia del
perdón. Las causas del mal no se buscan fuera del hombre, sino ante todo en el
interior de su corazón; y el remedio parte también del corazón. Los cristianos.
pues, mediante le sinceridad del propio compromiso de conversión, deben
rebelarse contra el aplanamiento del hombre y proclamar con la propia vida la
alegría de la verdadera liberación del pecado mediante el perdón de Cristo.
(dela homilía de Juan Pablo II a los universitarios de Roma, Jueves 5 de abril de1979)
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