miércoles, 30 de abril de 2025

Dichosos los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29).

 

¡Tomás, el incrédulo! Precisamente por él Cristo se apareció ocho días más tarde en el cenáculo, entrando a pesar de que estaban las puertas cerradas. Dijo a los que estaban allí: «Paz a vosotros », y luego, dirigiéndose a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente» (Jn 20, 27). Tomás pronunció entonces las palabras que expresan toda la fe de la Iglesia apostólica: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20, 28). Y Cristo afirmó: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29).

(de la Homilia de Juan Pablo II en la Misa de inauguración dela Asamblea especial para Asia del Sinodo de los Obispos – 19 de abril de 1998)


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