En el Ángelus del domingo 24 de enero de 1982 el Papa Juan
Pablo II citaba las palabras de la Declaración Nostra
aetate del Concilio Vaticano II, que habla de las relaciones de la
Iglesia con las religiones no cristianas y decia que en sus”viajes
apostólicos he recordado muchas veces estas palabras a los representantes de
las comunidades islámicas”. Me parece importante incluirlo aqui:
"La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes, que
adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios
procuran someterse con toda el alma, como se sometió Abraham, a quien la fe
islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo
reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la
invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará
a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian la vida moral y honran a
Dios, sobre todo, con la oración, las limosnas y el ayuno" (Nostra
aetate, 3)”
musulmanes.
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