“la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva
evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el
encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a
los demás. La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y
sólo los santos pueden renovar la humanidad.”
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