“A causa de las modernas
condiciones de vida, los valores de la acogida y de la hospitalidad, presentes
en toda cultura, corren el riesgo de debilitarse y perderse: en efecto, son
delegados a organismos y estructuras que proveen de forma específica. Aunque
esto responda a oportunas exigencias organizativas, no debe reflejarse en una
disminución de la sensibilidad y de la atención hacia el prójimo necesitado.
Ciertamente, la hospitalidad profesional es valiosa, pero no debe perjudicar la
cultura de la hospitalidad, cuyas motivaciones más profundas se hallan
en la palabra de Dios y que es, como tal, patrimonio de todo el pueblo de Dios.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario