“Cuando el Señor nos invita a participar en el banquete - una llamada a todos sin distinción - desaparece toda diferencia de raza o clase social, y la participación de todos es idéntica, porque significa y exige la supresión de todo cuanto divide a los hombres, y facilita el encuentro de todos a un nivel más alto, donde toda oposición o diferencia debe quedar superada, donde se venzan obstáculos y se establezcan nuevas relaciones interpersonales e intercomunitarias.
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la fuerza vital de la Iglesia y la de cada cristiano, hombre o mujer, alcanza su plenitud precisamente en la Eucaristía…
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La Eucaristía es también sacramento de unidad…
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La Eucaristía es asimismo vínculo de caridad…”
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la fuerza vital de la Iglesia y la de cada cristiano, hombre o mujer, alcanza su plenitud precisamente en la Eucaristía…
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La Eucaristía es también sacramento de unidad…
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La Eucaristía es asimismo vínculo de caridad…”
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