miércoles, 17 de marzo de 2010

El ayuno y la oración

“El ayuno… la mortificación de los sentidos, el dominio del cuerpo, confieren a la oración una eficacia mayor, que el hombre descubre en sí mismo. Efectivamente, descubre que es “diverso”, que es más “dueño de sí mismo”, que ha llegado a ser interiormente libre. Y se da cuenta de ello en cuanto la conversión y el encuentro con Dios, a través de la oración, fructifican en él.”

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