“Y recordando que Dios ha confiado los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José, le pide que le conceda colaborar fielmente en la obra de la salvación, que le dé un corazón puro, como san José, que se entregó por entero a servir al Verbo Encarnado, y que «por el ejemplo y la intercesión de san José, servidor fiel y obediente, vivamos siempre consagrados en justicia y santidad».[48]”
(Juan Pablo II – Exhortación apostólica Redemptoris Custos)
(Juan Pablo II – Exhortación apostólica Redemptoris Custos)
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