“El bien común de los pueblos guarda relación no sólo con las condiciones económicas y la paz del mundo, sino también con el conjunto de las condiciones de la vida social que permiten que el hombre desarrolle su cultura, tenga acceso a los puestos de trabajo, sea feliz en el seno de la familia y satisfaga sus aspiraciones espirituales. La Europa del «gran mercado», que deberá ofrecer nuevas posibilidades de crecimiento, no puede garantizar el desarrollo integral de sus habitantes a menos que reencuentro su alma, ese soplo que asegura su cohesión espiritual y no sólo la económica y social.”
(del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los miembros del grupo del PP europeo en el Parlamento de la Comunidad Económica Europea – dic. 1990)
(del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los miembros del grupo del PP europeo en el Parlamento de la Comunidad Económica Europea – dic. 1990)
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