“En realidad todos los fieles, en virtud del propio bautismo y del sacramento de la confirmación, tienen que profesar públicamente la fe recibida de Dios por medio de la Iglesia, difundirla y defenderla como verdaderos testigos de Cristo (cf. Lumen gentium, 11). O sea, están llamados a la evangelización, que es un deber fundamental de todos los miembros del Pueblo de Dios (cf. Ad gentes, 35), tengan o no tengan particulares funciones vinculadas más íntimamente con los deberes de los Pastores (Apostolicam Actuositatem, 24).”
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