“El mundo tiene necesidad de una Europa que vuelva a tomar conciencia de sus raíces cristianas y de su identidad. Los cristianos y, de modo singular los políticos cristianos, hoy más que nunca deben volver a ser plenamente conscientes de sus responsabilidades, tanto en Europa como en todo el mundo. Han de ser la levadura que renueve a la humanidad desde dentro, impidiéndole que se autodestruya.”
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