María creyó que se cumpliría lo que le había
dicho el Señor. Como Virgen, creyó que concebiría y daría a luz un hijo: el «
Santo », al cual corresponde el nombre de « Hijo de Dios », el nombre de «
Jesús » (Dios que salva). Como esclava del Señor, permaneció perfectamente fiel
a la persona y a la misión de este Hijo. Como madre, « creyendo y
obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del
Padre, y esto sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu
Santo ».118
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