“La oración es un vínculo invisible que une a la comunidad de los fieles. Es un vínculo muy fuerte y muy profundo. En ella se expresa la unidad espiritual del Pueblo de Dios. El don de la oración es un don muy especial. Es un don profundamente vinculante… es fuente de continuo refuerzo. Cristo, que recomendó a Pedro: "confirma a tus hermanos" (Lc 22, 32), apoyó esta recomendación con su propia plegaria. Dijo: "Yo he rogado por ti, para que no desfallezca tu fe" (Lc 22, 32). Y cuando llegó el momento difícil, le proporcionó ese refuerzo, del que nos hablan los Hechos de los Apóstoles: la Iglesia rogó por Pedro. Este servicio tan grande no puede ser ejercido de otra manera si no es basándolo en la profunda seguridad de la fe procedente de las palabras que Cristo dirigió una vez a Pedro y, al mismo tiempo también, basándolo en la oración de toda la Iglesia.”
Gracias por el blog, paso muchas veces por aquí para leer a Juan Pablo II. El pensamiento de esta entrada me da luz para seguir en el camino de la oración de intercesión por los más cercanos, y para ensanchar el corazón hacia el mundo entero.
ResponderEliminarUn saludo cordial,
ines
Muchas gracias Ines por tus visitas y tus palabras. Un abrazo. Ljudmila
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