sábado, 16 de abril de 2011

Cuando se pierde el sentido de Dios

“Cuando se pierde el sentido de Dios, también el sentido del hombre queda amenazado y contaminado, como afirma el Concilio Vaticano II: « La criatura sin el Creador desaparece. Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida ».17 El hombre no puede ya entenderse como « misteriosamente otro » respecto a las demás criaturas terrenas; se considera como uno de tantos seres vivientes, como un organismo que, a lo sumo, ha alcanzado un estadio de perfección muy elevado. Encerrado en el restringido horizonte de su materialidad, se reduce de este modo a « una cosa », y ya no percibe el carácter trascendente de su « existir como hombre ». No considera ya la vida como un don espléndido de Dios, una realidad « sagrada » confiada a su responsabilidad y, por tanto, a su custodia amorosa, a su « veneración ». La vida llega a ser simplemente « una cosa », que el hombre reivindica como su propiedad exclusiva, totalmente dominable y manipulable.”


De la Encíclica Evangelium vitae (22) del Papa Juan Pablo II – 25 de marzo de 1995

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