“la Iglesia, fiel al mandato recibido de su divino Fundador (Cf. Mt 28, 19), sintió el deber perentorio de implantar la Cruz de Cristo en las nuevas tierras y de predicar el Mensaje evangélico a sus moradores. Esto, lejos de ser una opción aventurada o un cálculo de conveniencia, fue la razón del comienzo y desarrollo de la Evangelización del Nuevo Mundo.” (del discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los participantes en el Simposio Internacional sobre la historia de la evangelización de América - 14 de mayo 1992 )
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