“la Iglesia está llamada a iluminar, desde el Evangelio, todos los ámbitos de la vida del hombre y de la sociedad y considera misión propia la salvaguardia del valor transcendente de la persona. Por otra parte, –como reitera el mismo Concilio– ella “no se confunde en modo alguno con la comunidad política, ni está ligada a sistema político alguno... Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre” (Gaudium et spes, 76).”
(del discurso del Beato Juan Pablo II al Señor Enrique Olivares Santana, primer embajador de México ante la Santa Sede - Sábado 28 de noviembre de 1992)
(del discurso del Beato Juan Pablo II al Señor Enrique Olivares Santana, primer embajador de México ante la Santa Sede - Sábado 28 de noviembre de 1992)
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