“La vida que el Hijo de Dios ha venido a dar a los hombres no se reduce a la mera existencia en el tiempo. La vida, que desde siempre está « en él » y es « la luz de los hombres » (Jn 1, 4), consiste en ser engendrados por Dios y participar de la plenitud de su amor: « A todos los que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; el cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios » (Jn 1, 12-13).”
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