“Cualquier situación de pobreza interpela la caridad cristiana de cada uno. Pero también debe llegar a ser un compromiso social y político, porque el problema de la pobreza en el mundo depende de condiciones concretas que deben ser transformadas por los hombres y las mujeres de buena voluntad, constructores de la civilización del amor. Se trata de «estructuras de pecado», que sólo se vencen con la colaboración de todos, si están dispuestos a «perderse» por el otro en lugar de explotarlo, y a «servirlo» en lugar de oprimirlo (cf. Sollicitudo rei socialis, 38).”
(del Mensaje del Beato Juan Pablo II con ocasión de la XIV Jornada Mundial de la Juventud)
(del Mensaje del Beato Juan Pablo II con ocasión de la XIV Jornada Mundial de la Juventud)
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