“….la búsqueda de la unidad, y especialmente
la oración, deben comprometernos a todos, porque, como ha afirmado el Concilio
Vaticano II, "la preocupación por establecer la unidad afecta a toda la
Iglesia, tanto a los fieles como a los Pastores, y a cada uno según su propia
capacidad" (Unitatis redintegratio, 5). Por eso en mi
Exhortación Apostólica sobre la catequesis, siguiendo las sugerencias
presentadas por el Sínodo de los Obispos de 1977, he creído necesario subrayar
la importancia de la formación ecuménica. Efectivamente, "la catequesis no
puede permanecer ajena a esta dimensión ecuménica cuando todos los fieles,
según su propia capacidad y su situación en la Iglesia, son llamados a tomar
parte en el movimiento hacia la unidad" (Catechesi tradendae, 32).
Una adecuada dimensión ecuménica en la
catequesis habilita a los cristianos no sólo a percibir el significado y la
importancia de la unidad de la Iglesia, sino a hacerse verdaderos artífices de
comunión con la oración, con la palabra, con la acción de toda la vida
cristiana.”
(de la Audiencia General deJuan Pablo II dl 23 de enero de 1980)
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