La obra de
la unidad de los cristianos creo que es una de las más grandes y más hermosas
tareas de la Iglesia en nuestra época.
Querríais saber si yo espero esta
unidad y cómo me la figuro. Os responderé lo mismo que a propósito de la
aplicación del Concilio. También ahí veo una llama particular del Espíritu
Santo. Por lo que respecta a su realización, a
las diversas etapas de esta realización, encontramos en la enseñanza del
Concilio todos los elementos fundamentales. Estos son los que hay que poner en
práctica, buscando sus aplicaciones concretas y, sobre todo, rogando siempre
con fervor, constancia y humildad. La unión de los cristianos no puede
realizarse más que con una maduración
profunda en la verdad y una conversión constante
de los corazones. Todo esto debemos hacerlo según nuestras capacidades humanas,
revisando todos los "procesos históricos" que han durado tanto
siglos. Pero en definitiva, esta unión por la que no debemos ahorrar ni
esfuerzos ni trabajos, será el don de
Cristo a su Iglesia. Como ya es de hecho un don suyo el que hayamos
entrado en el camino de la unidad.
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