jueves, 25 de febrero de 2010

La vigilia de Cristo

“La vigilia de Cristo en Getsemaní: su último «sí», definitivo e incondicional. Y, luego, la cruz se acerca en su realidad dramática, brutal, cruel; se acerca rápidamente. Dentro de poco Jesús estará delante del sanedrín; pasará la noche en oración, y por la mañana de nuevo ante el sanedrín, y después ante el tribunal romano, ante Pilato, ante Herodes; y más tarde ante la gente, que pide de forma categórica: «¡Fuera, fuera!, ¡Crucifícale!» (Jn 19, 15). Y el juez cede.

Desde ese momento, Cristo azotado, coronado de espinas, encuentra, abraza esta cruz como una realidad concreta, la cruz de un condenado a muerte, la muerte más humillante; luego es crucificado, y durante las horas de su agonía llega a decir: «Consummatum est» (Jn 19, 30) y a ofrecerse, a darse a sí mismo al Padre de una forma plena y definitiva”


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