“María, que es la primera cristiana, nos lleva y nos acerca más a Cristo. Ella es modelo para todos los fieles; y lo es porque nos mueve a imitarla en las actitudes fundamentales de la vida cristiana: actitud de fe, esperanza, caridad y obediencia. María es el ejemplo de ese culto espiritual, que consiste en hacer de la propia vida una ofrenda al Señor. Su fiat, aceptando la realización de la Encarnación, fue luego permanente y definitivo en su vida; por lo mismo, nos manifiesta una actitud ejemplar para todos los seguidores de Jesús, que se precian de adorar al Padre en espíritu y en verdad (cf. Jn 4, 24).
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