“No os contentéis con ese mundo más humano. Haced un mundo explícitamente más divino, más según Dios, regido por la fe y en el que ésta inspire el progreso moral, religioso y social del hombre. No perdáis de vista la orientación vertical de la evangelización. Ella tiene fuerza para liberar al hombre, porque es la revelación del amor. El amor del Padre por los hombres, por todos y cada uno de los hombres, amor revelado en Jesucristo.“Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3, 16)”
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