“La vocación sacerdotal no es otra cosa que el descubrimiento de ese eterno amor que atrae y llama, que puede llenar de gozo exhaustivo el corazón del elegido, abriéndolo al mismo tiempo hacia todos los hermanos y hermanas que la Providencia pondrá en el camino de su ministerio pastoral. Que cada ordenado descubra todavía más plenamente ese dulcísimo vínculo y se reafirme vigorosamente en él. Que crezca siempre el número de aquellos a quienes el amor eterno se revela en su propio corazón como el más grande, que sienten la llamada al servicio sacerdotal y la sigan sin volverse atrás.”
(Beato Juan Pablo II Ángelus Domingo 15 de junio de 1980)
(Beato Juan Pablo II Ángelus Domingo 15 de junio de 1980)
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