La
comunión de los sacerdotes entre sí y con el obispo, es la condición
fundamental de la unión entre todo el Pueblo de Dios. Aquella construye su
unidad en el pluralismo y en la solidaridad cristiana. La unión de los
sacerdotes con el obispo debe convertirse en la fuente de la unión mutua entre
los sacerdotes y los grupos de sacerdotes. Esta unión, en cuya base encontramos
la conciencia de la grandeza de la propia misión, se expresa en el intercambio
de servicios y experiencias, en la disponibilidad a colaborar, en la inserción
en todas las actividades pastorales, sea en la parroquia o la catequesis o al
dirigir la acción apostólica de los laicos..
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