“Queridos jóvenes, ¡no perdáis vuestro
sabor de cristianos, el sabor del Evangelio! Mantenedlo vivo, meditando
constantemente el misterio pascual: que la cruz sea vuestra escuela
de sabiduría. No os enorgullezcáis de ninguna otra cosa, sino sólo de esta
sublime cátedra de verdad y amor.”
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