“La verdadera fuerza del hombre se ve en la fidelidad con
la que es capaz de dar testimonio de la verdad, resistiendo a lisonjas y
amenazas, a incomprensiones y chantajes, e incluso a la persecución dura y
cruel. Por este camino nuestro Redentor nos llama para que lo sigamos.
Sólo si estáis dispuestos a hacerlo, llegaréis a ser lo que Jesús espera de
vosotros, es decir, "sal de la tierra" y "luz del mundo" (Mt
5, 13-14).”
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