“El hombre es el centro, el eje al que se refiere y se dirige todo lo concerniente a la cultura. No es posible separar concepción del hombre y promoción cultural. Como tampoco lo sería tener esta concepción del hombre sin referirse a la dimensión espiritual y moral del hombre mismo.
Es justamente esta dimensión espiritual, intrínseca al ser humano en toda su profundidad, la que podrá evitar definiciones parciales e incompletas de la cultura y permitirá que la cultura esté al servicio del bien auténtico del hombre y de la sociedad, al servicio de la promoción de una mejor calidad de vida tanto del individuo como de la sociedad.”
Es justamente esta dimensión espiritual, intrínseca al ser humano en toda su profundidad, la que podrá evitar definiciones parciales e incompletas de la cultura y permitirá que la cultura esté al servicio del bien auténtico del hombre y de la sociedad, al servicio de la promoción de una mejor calidad de vida tanto del individuo como de la sociedad.”
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