“los santos señalan el sentido más profundo de la misión de la Iglesia. Ellos se convierten no sólo en los misioneros más fecundos de su tiempo y de su ambiente, tanto en la propia patria como más allá de sus fronteras, sino que sobre todo nos dan una respuesta viva a las preguntas: ¿Cuál es la misión de la Iglesia? y, ¿por qué la Iglesia es misionera?
Efectivamente, el tesoro del insólito amor y de la verdad, fruto del misterio de la redención, escondido en sus corazones, revela esta medida suprema de la humanidad, este admirable ennoblecimiento del espíritu humano, al que es necesario abrir un camino en medio de los hermanos y hermanas ―compatriotas y extranjeros― en medio de todos la Iglesia es lo más misionera posible a través de sus santos.”
Efectivamente, el tesoro del insólito amor y de la verdad, fruto del misterio de la redención, escondido en sus corazones, revela esta medida suprema de la humanidad, este admirable ennoblecimiento del espíritu humano, al que es necesario abrir un camino en medio de los hermanos y hermanas ―compatriotas y extranjeros― en medio de todos la Iglesia es lo más misionera posible a través de sus santos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario