“debéis resistir a la tentación, hoy sutil y letal, de dejar a Dios fuera de la vida o de reducir la fe a gestos episódicos y formales. La Iglesia necesita testigos dispuestos a seguir a Cristo hasta la cruz. Vuestros coetáneos, a menudo distraídos por los espejismos de una vida fácil y cómoda, por las tentaciones de la droga y del hedonismo, acabando muchas veces por convertirse en esclavos de la violencia, del sin sentido y de la desesperación, esperan hoy más que nunca esta fidelidad radical al Evangelio.”
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