“La Santa Sede piensa que se puede hablar también de los derechos del niño ya desde el momento de ser concebido y, sobre todo, del derecho a la vida, pues la experiencia nos demuestra cada día más que ya antes del nacimiento el niño tiene necesidad de protección especial de hecho y de derecho.
Se podría insistir asimismo en el derecho del niño a nacer en una familia verdadera, pues es de importancia capital que se beneficie ya desde el principio, de la aportación conjunta del padre y de la madre unidos en matrimonio indisoluble.
Del mismo modo, el niño debe crecer dentro de su familia, puesto que los padres siguen siendo "sus primeros y principales educadores", y "cuando la educación de los padres falta, difícilmente puede suplirse" (Gravissimum educationis, 3). Ello es una exigencia del ambiente de afecto y seguridad moral y material requerida por la psicología del niño; hay que añadir que la procreación funda ese derecho natural que es también "obligación grave" (Gravissimum educationis, 3). E incluso la existencia de vínculos familiares más amplios con los hermanos y hermanas, abuelos y otros familiares más próximos, es un elemento importante —que hoy día se tiende a descuidar— para el equilibrio armónico del niño.”
(del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II al Comité de Periodistas europeos para los derechos del niño y de la Comisión Italiana del Año Internacional del niño)
Se podría insistir asimismo en el derecho del niño a nacer en una familia verdadera, pues es de importancia capital que se beneficie ya desde el principio, de la aportación conjunta del padre y de la madre unidos en matrimonio indisoluble.
Del mismo modo, el niño debe crecer dentro de su familia, puesto que los padres siguen siendo "sus primeros y principales educadores", y "cuando la educación de los padres falta, difícilmente puede suplirse" (Gravissimum educationis, 3). Ello es una exigencia del ambiente de afecto y seguridad moral y material requerida por la psicología del niño; hay que añadir que la procreación funda ese derecho natural que es también "obligación grave" (Gravissimum educationis, 3). E incluso la existencia de vínculos familiares más amplios con los hermanos y hermanas, abuelos y otros familiares más próximos, es un elemento importante —que hoy día se tiende a descuidar— para el equilibrio armónico del niño.”
(del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II al Comité de Periodistas europeos para los derechos del niño y de la Comisión Italiana del Año Internacional del niño)
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