«Velar»: esta palabra tiene su etimología rigurosamente evangélica. Cuántas veces Cristo ha dicho: «Velad» (cf., por ejemplo, Mt 24, 42; 25, 13; 26, 38. 41; Mc 13, 33. 35. 37; 14, 34; 21, 36). «Velad, y orad para que no caigáis en tentación» (Mc 14, 38). Entre todos los discípulos de Cristo, María es la primera «que vela». Es preciso que de ella aprendamos a velar, que velemos con ella: «Estoy cercano a ti, me acuerdo de ti, velo».
(del discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante la Vigilia de Oración en Czestochowa, JMJ 1991)
(del discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante la Vigilia de Oración en Czestochowa, JMJ 1991)
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