Estoy
seguro de que el hecho mismo de este encuentro de hoy, que ustedes tan
amablemente han pedido tener, es en sí mismo una expresión de diálogo y un
nuevo paso hacia ese más pleno entendimiento mutuo que estamos llamados a
conseguir. Al buscar esta meta estamos todos convencidos de ser fieles y
obedientes a la voluntad de Dios, el Dios de los Patriarcas y Profetas….. Todos
nosotros, judíos y cristianos, oramos frecuentemente a El con las mismas
oraciones, tomadas del Libro que ambos consideramos ser la Palabra de Dios. A
El pertenece brindar a ambas comunidades religiosas, tan cercanas la una de la
otra, aquella reconciliación y amor eficaz que son al mismo tiempo su precepto
y su don (cf. Lev 19, 18; Mc 12. 30). En este
sentido, creo, cada vez que los judíos recitan el Shema Israel y cada vez que
los cristianos recuerdan el primero y segundo mandamiento grande, somos, por la
gracia de Dios, traídos a una mayor cercanía.
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