“…. asistimos con viva preocupación
al surgir de un desafío sistemático contra la familia, que pone en entredicho
sus valores perennes, los cuales son el soporte de la misma institución
natural. Con el pretexto de cuidar y proteger la familia y todas las familias,
se olvida que hay un modelo querido y bendecido por Dios. Se niega el carácter
específico de la entrega conyugal del hombre y la mujer, minusvalorando este
compromiso indisoluble. Así mismo, se intenta, a veces, introducir otras formas
de unión de pareja, contrarias al proyecto inicial de Dios sobre el género
humano. De este modo se descuidan o entorpecen los derechos de la familia, minando así en sus mismas bases la
sociedad y atentando contra su porvenir.”
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