“Violentar las
conciencias es un grave daño que se hace al hombre. Es el golpe más doloroso
que se inflige a la dignidad humana. En cierto sentido, es peor que infligir la
muerte física, que matar: "No tengáis miedo a los que matan el
cuerpo..." (Mt 10, 28), ha dicho Cristo, demostrando que es mucho
mayor mal el hacer violencia al espíritu humano, a la conciencia humana.
El principio del respeto a las conciencias es un derecho
fundamental del hombre, garantizado por las constituciones y por los acuerdos
internacionales.”
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