“La Iglesia, que pone
todo su empeño en promocionar cuanto pueda favorecer la defensa de la dignidad
y progresivo perfeccionamiento del ser humano, que «es el primer camino que
ella debe recorrer en el cumplimiento de su misión» (Redemptoris hominis,
14), promueve el valor de la democracia entendida como gestión participativa
del Estado, a través de órganos específicos de representación y control, al
servicio del bien común. Pero hay que tener presente que una democracia sin
valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto,
como demuestra la historia (cf.Centesimus annus,
46)”
No hay comentarios:
Publicar un comentario