“El martirio es un testimonio de fe en el Salvador de los
hombres. Jesús es el único Salvador. No hay otros. La vida de cada cristiano,
coherente con su fe, está sometida continuamente al tormento de mil
dificultades; se convierte en un martirio, a veces incluso en sentido físico;
y, por lo tanto, adquiere valor de testimonio.”
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