“Pocos de entre nosotros pueden hoy, en su praxis de fe,
sentirse sostenidos todavía con facilidad por un fuerte ambiente creyente. Más
bien tenemos que decidirnos, conscientemente, a querer ser cristianos
declarados y tener el valor, si es necesario, de diferenciarnos de nuestro
ambiente. Presupuesto para un decisivo testimonio cristiano de vida así, es que
observemos y tomemos la fe como una preciosa posibilidad de vida, que es
superior a los modos de vivir y a la praxis vital del mundo ambiente.
Deberíamos aprovechar cualquier oportunidad para experimentar
cómo la fe enriquece nuestra vida, cómo produce en nosotros una adecuada
fidelidad en la lucha vital, cómo fortalece nuestra esperanza contra el asalto
de cualquier forma de pesimismo y duda, cómo nos motiva, fuera de todo
extremismo, para un compromiso por la justicia y la paz en el mundo, cómo,
finalmente, nos puede consolar en el sufrimiento y nos puede alentar.”
(Beato Juan Pablo II en
la homilía de la Santa Misa celebrada en Osnabrück el 16 de noviembre de 1980
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