“La pastoral vocacional requiere, en primer lugar, un
testimonio de fe auténtica, de gozosa esperanza y de caridad operante. Requiere
comunidades eclesiales que se esfuercen de verdad por vivir la comunión
fraterna, fruto de la participación eucarística, perseverantes en la oración, asiduas en la escucha de la Palabra y en el
ejercicio de la caridad. En efecto, el testimonio sigue siendo la fuerza de
atracción más convincente de que disponen los discípulos de Cristo.”
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