“Las consideraciones
sobre el pecado desarrolladas en este ciclo de nuestras catequesis, nos obligan
a volver siempre a ese primer pecado del que se habla en Gén 3. San
Pablo se refiere a él como a la "desobediencia" del primer Adán (cf. Rom
5, 19), en conexión directa con esa transgresión del mandamiento del
Creador concerniente al "árbol de la ciencia del bien y del mal".
Aunque una lectura superficial del texto puede dar la impresión de que la
prohibición se refería a una cosa irrelevante ("no debéis comer del fruto
del árbol"), quien hace un análisis de él más profundo se convence con
facilidad de que el contenido aparentemente irrelevante de la prohibición simboliza
una cuestión totalmente fundamental. Y esto aparece en las palabras del
tentador quien, para persuadir al hombre a que actúe contra la prohibición del
Creador, lo anima con esta instigación: "Cuando comáis de él, se os
abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal"
(Gén 3, 5).”
No hay comentarios:
Publicar un comentario