“En todo pecado del hombre se repiten los elementos
esenciales, que desde el principio constituyen el mal moral del pecado a la
luz de la verdad revelada sobre Dios y sobre el hombre. Se presentan en un
grado de intensidad diverso del primer pecado, cometido en el estado de
justicia original. Los pecados personales, cometidos después del pecado
original, están condicionados por el estado de inclinación hereditaria al
mal ("fomes peccati"), en cierto sentido ya desde el punto de
arranque. Sin embargo, dicha situación de debilidad hereditaria no suprime
la libertad del hombre, y por ello en todo pecado actual (personal) esta
contenido un verdadero abuso de la libertad contra la voluntad de Dios. El
grado de este abuso, como se sabe, puede variar, y de ello depende también
el diverso grado de culpa del que peca. En este sentido hay que aplicar una
medida diversa para los pecados actuales, cuando se trata de valorar el grado
del mal cometido en ellos. De aquí proviene así mismo la diferencia entre el
pecado "grave" y el pecado "venial". Si el pecado grave es
al mismo tiempo "mortal", es porque causa la pérdida de la gracia
santificante en quien lo comete.”
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