¿Quién es realmente para mis pensamientos, para mi corazón,
para mi actuación? ¿Cómo conozco yo, que soy cristiano y creo en El, y cómo
trato de conocer al que confieso? ¿Hablo de El a los otros? ¿Doy testimonio de
El, al menos ante los que están más cercanos a mí en la casa paterna, en el
ambiente de trabajo, de la universidad o de la escuela, en toda mi vida y en mi
conducta? Esta es precisamente la pregunta de Adviento, y es preciso que,
basándonos en ella, nos hagamos las referidas, ulteriores preguntas, para que
profundicen en nuestra conciencia cristiana y nos preparen así a la venida del
Señor.”
El Dios en el que creemos es un Dios de la razón, pero de una razón que ciertamente no es una matemática neutral del universo, sino que es una sola cosa con el amor, con el bien.
ResponderEliminarGracias pensamiento por tu comentario. Un abrazo!
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