“La vida moral se basa, pues, en el principio de una «justa
autonomía» 70 del hombre, sujeto personal de sus
actos.La ley moral proviene de Dios y en él tiene siempre su
origen. En virtud de la razón natural, que deriva de la
sabiduría divina, la ley moral es, al mismo tiempo, la ley propia del hombre. En efecto, la ley natural, como se ha visto, «no es otra cosa
que la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios. Gracias a ella
conocemos lo que se debe hacer y lo que se debe evitar. Dios ha donado esta luz
y esta ley en la creación» 71. La
justa autonomía de la razón práctica significa que el hombre posee en sí mismo
la propia ley, recibida del Creador. Sin embargo, la
autonomía de la razón no puede significar la creación, por parte de la misma razón, de
los valores y de las normas morales 72.”
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